A quien pueda interesar mi nombre
es Ana María Díaz, soy nativa de Puerto Rico, una isla muy bella, rodeada de
mar, llena de verdor. Nacida en el barrio de Caguas. Y allí me llamo Dios con mi
experiencia en los grupos carismáticos donde el Espíritu Santo me toco y pude conocer o experimentar la presencia de
Dios en mí y que es Él quién lleva mi vida que desde entonces cambio, ya éramos
dos los que caminábamos juntos.
Y aunque todo no ha sido color
rosa sé que con Dios todo es más llevadero. En un salmo dice nunca he visto un
justo o uno que busque a Dios abandonado
ni su linaje mendigado pan y cuanto en cambio he visto muchas veces a los
drogadictos mendigado el pan a veces pienso que si buscaran a Dios no estarían
tan mal.
He visto a lo largo de toda mi
vida que Dios ha estado presente y que el permitido las pruebas para mi
crecimiento espiritual; que Dios es
padre y vela por su hijos. La vida no es fácil para nadie, tampoco lo fue para
Jesús que en Getsemaní sudo sangre, pero oro con más insistencia a Aquel que lo
podía librar de la muerte y en su oración fue escuchado aunque no lo libro de
la cruz, si le dio fuerza para soportar lo que venía.
Bueno yo estoy muy contenta como novicia
aunque sé que es un compromiso con el Señor de serle fiel, esto lo tengo aprendido pero también sé que no estoy sola
que mis hermanos cistercienses oraran por mí. Y he podido ver en el tiempo que
he convivido en comunidad, la unidad que existe en cada una de mis hermanas
profesas, como se preocupan las unas por las otras. La caridad con que cuidaban
a sus hermanas ancianas, especialmente a madre Leonor, que hace poco que
falleció.
También he disfrutado mucho la
misa con nuestro capellán, que da unas buenas homilías y las fiestas de la liturgia y canticos de los salmos, en donde alabamos al señor.
Estoy muy contenta porque restauraron
la Virgen de Mena, quedo preciosa la dolorosa ahora le tengo más
devoción. Y le pedido que me ayude ahora
como novicia.